Consecuencias del Trauma Complejo: ¿Quién soy? ¿Qué quiero?
Normalmente, en personas que vienen de familias disfuncionales o familias traumatizadas, la resultante superviviente suele tener problemas de identidad.
En un hogar con una madre depresiva la niña o niño no tuvo tiempo de desarrollar su identidad en la etapa evolutiva que le correspondía, por lo que se pudo dedicar a cuidar a su madre y haber desarrollado tendencias codependientes en la adultez.
Una niña que fue agredida por su progenitora enferma tampoco pudo dedicar tiempo a saber qué le gustaba hacer de niña porque tuvo que estar en constante guardia para saber cuando su madre volvería a comportarse de manera impredecible.
Una niña con padres alcohólicos, tampoco pudo desarrollar su identidad porque no había ningún tipo de estructura en el hogar. No sabía si su padre o madre se comportaría de manera agresiva o embarazosa. No quedaba hueco para ella, por lo que en la adultez puede tener problemas de alcoholismo o de consistencia para saber qué quiere en la vida y cuál es su lugar.
Una familia de constantes peleas y gritos y violencia va a crear a un niño con múltiples problemas de atención que tampoco va a poder desarrollar su identidad. Este niño tendrá problemas de atención e impulsividad y podrá ser diagnosticado de TDAH. Lo que no se le explica a este niño adulto es que su identidad quedó raptada en las discusiones de sus padres, así como el desarrollo cognitivo de su atención y concentración.
Una niña que fue constantemente criticada de niña (abuso verbal y emocional) no podrá vivir una vida tranquila de acorde a su identidad e intereses porque estos, habrán quedado enmascarados por las constantes críticas que ahora esa niña adulta hizo suyas. Tendrá tendencias obsesivo-perfeccionistas y no se permitirá fallar porque esa voz que cree suya saldrá a flote y le dirá "que no es suficiente".
Una niña a la que su madre llamó gorda y fea constantemente tampoco desarrollar su identidad partiendo de el self más puro con el que nacen las niñas y niños. Esta persona adulta habrá crecido con una identidad que girará en torno a acallar esa voz en su cabeza que le dice que es fea y gorda, que le repite que su aspecto físico está mal.
Todos estos casos ejemplifican a personas que vienen de entornos aparentemente "normales" donde no faltó comida, no faltó ropa y nadie fue golpeado violentamente.
Las personas desarrollamos gran parte de nuestra identidad cuando somos pequeñas o pequeños. Desde la neurociencia explican que a las edades de 5 años, las actividades que recordemos como placenteras serán aquellas que retomaremos de adultos porque habrán quedado registradas en partes del cerebro. Aquel niño que disfrutaba cocinando con su madre podrá encontrar placer y descanso en esa misma actividad una vez sea adulto.
Todos estos casos de personas que no tuvieron la oportunidad de desarrollar la identidad porque estaban pendientes de su madre enferma, padre alcohólico, madre depresiva, madre criticona, padre narcisista, etcétera, tendrán la dura tarea de honrar a aquella niña o niño que no fue atendido como debía, descubrir poco a poco qué es lo que faltó y cubrir aquellas necesidades a deshora ahora de personas adultas.
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