¿Te dejaron llorar sola/o tus progenitores? De mayor podrías tener problemas de regulación emocional
Fuera de querer echar culpas o tirar balones fuera a épocas del pasado que ya no existen, sí opino que va bien informarse para entenderse y entender a las personas que nos cuidaron.
Hace algunas décadas todavía era común la idea entre padres y madres de que a las niñas y niños había que "dejarles llorar" para que descargaran sus emociones y se aprendieran a calmar solas y solos. Años atrás a estos padres o madres, probablemente sus propios progenitores les habían abandonado o reprendido al expresar emociones porque cuando más retrocedemos en la historia, menor conocimiento había de las emociones y, mucho menos, de la neurociencia.
Ahora sabemos, como explica el Dr. Daniel Siegel, que el cerebro de las personas "demora hasta 25 años en madurar y completar sus conexiones neuronales" (ver Anexo 1). Es por ello, que tendrá poco sentido el dejar a una niña o niño solo que llore sus emociones hasta que "aprenda" a calmarse dado que el cerebro sigue en desarrollo. Es decir, no se trata de un pequeño adulto que ha perdido los nervios y se "deja llevar por su emociones", sino que se trata de un o una infante que todavía no ha interiorizado estrategias de regulación emocional. Estas estrategias han de aprenderse con el paso de los años gracias a la madre, padre o cuidadorxs principales. Si estas personas apoyo no están ahí y la niña o niño no aprende a gestionar sus emociones tendremos como consecuencia adultos desregulados o disociados.
¿Por qué se da este fenómeno de la desregulación emocional y/o disociación?
Las personas tenemos emociones, es por ello que somos humanos. Los animales reaccionan ante la estimulación interna y externa, que les impulsa a movilizarse. Las personas contamos de esa suerte también. Una persona sin emociones es una persona sin motor. Es por ese motor que estamos vivos. El querer no tener emociones puede llevarnos a más desregulación anímica dado que las emociones por sí mismas no son ni buenas ni malas, sino son. Incluso el enfado sirve para alejar o protegernos y la tristeza para acercar a tus personas cercanas a que te reconforten y apoyen. Pretender tapar esas emociones es como pretender taparnos las narices para respirar.
Desgraciadamente, todo esto se sabe ahora y hemos sido educadas y educados (no es el caso de algunas/os afortunadas/os) en la cultura de la emoción como algo negativo.
La psicóloga Imi Lo aseguraba (para mi sorpresa cuando lo aprendí por primera vez), que las emociones pasan por el cuerpo para marchar. Si no se retienen con pensamientos que las anclan a nosotras, las emociones nacen, se desarrollan y siguen su curso natural, es decir, desaparecen. Somos las personas con nuestras cogniciones que las estancamos en el cuerpo intentándolas reprimir o explicar.
Ejercicio
Un ejercicio que yo aprendí en el libro para personas emocionalmente intensas de la misma autora, Emotional Sensitivity and Intensity (2018), consiste en situar a las emociones como externas a nosotras.
Ejemplo:
Esto que siento es ansiedad,
esto que siento es tristeza,
esto es enfado,
en vez de,
estoy ansiosa,
estoy triste/deprimida,
estoy enfadada.
Con la práctica, conseguimos no hacer de nosotras/os la emoción, por lo que es mucho más fácil para esta seguir su curso y volver a fluir.
Se trata de un ejercicio muy simple pero que he visto recomendado ya en varios lugares.
Anexos
Anexo 1
Cuenta de Instagram: @la.leechuza, publicación de mayo, 2022, ¿Debo dejarle llorar?
Anexo 2
Daniel Siegel, Modelo de la mano
Referencias
Lo, I, (2018). Emotional Sensitivity and Intensity: How to manage intense emotions as a highly sensitive person. Teach Yourself
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